PUBLICADO EN LA REVISTA “SEMANA” HACE VEINTE AÑOS.

CONOCÍ A “LOLA DE PÁRAMO” VENDIENDO CARTONES EN UN BINGO.

Las cosas entre Silvia y yo se fueron distanciando, de vez en cuando asistíamos juntos a algún acto público hasta que dejamos de frecuentarnos. Pasé otro bache en la soledad y parece ser que todo esto me servía para componer.

Yo me había vuelto, después de todos mis desenlaces amorosos, mucho más reácio con las mujeres ya que, en el fondo, me sentía engañado.

FUÉ ENTONCES CUANDO CONOCÍ A “LOLA DE PÁRAMO”.-

Ella trabajaba como vendedora de cartones en un bíngo que yo frecuentaba, el del Casino de Madrid, allí acudía mucha gente porque había muy pocos en funcionamiento y los dos o tres que había no estaban legalmente establecidos.

Lola me pareció una chica bastante ingenua y encantadora y la verdad es que íba al bíngo sólo para verla.

Ella, como vivía en su mundo de ositos, de príncipes y de princesas, no me conocía y entonces yo ya era bastante popular y conocido en la vida pública.

Una tarde, en un día de los que ella libraba, la invité a salir y fuimos al estudio que yo tenía en la Plaza de Tirso de Molina, noté que le gustaba y que estaba empezando una nueva relación.

Después de este día, en el bíngo, pasaba muy cerca de mi mesa y yo le cogía la manita para que se quedase mirando las musarañas.

La cosa tenía gracia, pues después de haber dado con mujeres tan fenomenales, aún no entiendo cómo pude casarme con ella.

Lola vivía en un piso de “Puerta de Hierro” que la empresa “Butano” había construido, pues su padre era empleado de dicha compañía.

Cuando empezé a salir con Lola ví que ella tenía una gran madurez de vivencias y a la vez un infantilismo que te llevaba al huerto, ha tenido que pasar mucho tiempo para que me diese cuenta del engaño al que estaba sometido, sus ánimos de grandeza eran absurdos, pues con su forma de ser, núnca llegará a realizar sus aspiraciones, pues de la forma que camina por la vida no es fácil que ésta la recompense.

Son muchas las cosas desagradables y desvergonzantes que ha llevado a cabo, sin importarle ese hijo que tenemos en común y que se llama Manuel.

Una vez ví en una revista “Interviú” un reportaje en la que salía ella desnuda y con unas posturas desagradables, pero mi gran sorpresa me la llevé al ver que mi propio hijo estaba ligado a estas imágenes. Esto ya me produjo náuseas y sobre todo rabia, muchísima rabia. Además, en el citado reportaje se decía que “Lola de Páramo” había sido la musa de Felipe Campuzano y que mi hijo Manuel, el pobre, íba de mano en mano, cosa que es una mentira detrás de otra. Realmente con mi última mujer me he llevado las más grandes decepciones de mi vida.

CASI SE QUEDA INVÁLIDA.-

El inicio de mis relaciones con Lola fué como de cachondeo pues la primera vez que la llevé a Cádiz la tuve que dejar sóla con una amiga mía, ya que yo me tuve que marchar a Barcelona para dar un recital. Antes de irme, como conocía su carácter e inconsciencia, le advertí que no hiciera de las suyas. Pero Lola es una mujer que no piensa lo que hace y consecuentemente, cuando yo estaba en la Ciudad Condal, me llamó urgentemente mi hermano Rafael para decirme que Lola había tenido un accidente con un chavál en una moto.
Se había dado un golpe muy fuerte y se destrozó la pelvis y por poco se queda inválida en una silla de ruedas, pero gracias a las atenciones del Catedrático y amigo, Nono Copano, se quedó perfectamente, aunque eso sí, tuvo que estar durante un mes entero totalmente escayolada y sin poder moverse para nada.

Su madre, que se llamaba Mari Carmen, se desplazó a Cádiz para estar con ella en su convalecencia. El padre, debido a su trabajo, la visitaba esporádicamente y al final, a quién le tocó pagar los platos rotos fué a mí que me costó moral y económicamente un ojo de la cara sin necesidad, pero veía que allí nadie se responzabilizaba de los gastos de la clínica y tuve que hacerme cargo de todo.

Por aquél entonces yo estaba muy enamorado de ella, tanto es así que no dudé en casarme con Lola cuando esta palabra la tenía más que descartada y no quería ni pensar en ella.

En una ocasión, ella se fué a Mexico a probar fortuna como modelo, sin embargo, no tuvo suerte y pasó grandes calamidades, lo sé por experiencia, pues me desplazé hasta allí para verla dejando todas las galas que tenía firmadas aquél verano. Ella me trató a patadas pues ni si siquiera quiso verme, imagino que por vergüenza de su propia realidad, aunque algunos amigos que tengo allí, me comentaron que lo estaba pasando muy mal.

Su madre siempre me tenía al corriente de todo, pues siempre pensó que yo sería el marido perfecto para su hija, tal vez por mi madurez y experiencia y no permitía que yo perdiera el contacto con ella.

Lola regresó a Madrid con muchos kilos de más y parecía una auténtica bolita de comer tantas enchiladas, tacos y maíz; cuando la ví, ni la conocía. Recuerdo que me llamó su madre al estudio para avisarme de la llegada de Lola y del recado de ésta de que yo fuera a visitarla. Me fuí como un relámpago ya que en el fondo seguía enamorado de ella y para reconciliarnos nos fuimos a Torremolinos (Málaga), al Hotel Meliá, a pasar unos dias de descanso y fué allí, precisamente donde se quedó embarazada de mi hijo Manuel, que, por supuesto, es la única virtud buena que me ha dado.

La verdad es que ella no tenía ningún deseo de tener hijos, pero yo sí, no sé por qué deseaba con tantas fuerzas tener un hijo con ella; ahora me lo explico ya que Manuel va a ser un superdotado en la vida debido a su gran inteligencia y a su gran nobleza y sencillez.

Yo conocí a toda la familia de “Lola de Páramo”; eran bastante liberados y cada uno íba a su aire, había mucha frialdad y se respiraba más distancia que cariño.

Su madre había sido una gran enfermera, y el ojo derecho de Lola.
A mí me tocó vivir a su lado, la muerte de su madre y ví que le afectó bastante. Yo, reacio a todos los velatorios, lo sentí desde mi distancia, pues fué una mujer a la que quise mucho.

UNA BODA MEDIAVAL.-

Nació mi hijo Manuel en Madrid y aunque aún no estábamos casados, no dudé en darle automáticamente mis apellidos, luego lo legalizé ante Notario y después con el tiempo nos planteamos casarnos.

Un buen día, en la discoteca “Sidharta”, de Madrid, le comenté que por qué no nos casábamos y ella inmediatamente aceptó.

Casamiento que, si en el primero no estaban conforme mis padres, en este lo estaban menos, pero como yo siempre he hecho lo que ma ha venido en gana, me lié la manta a la cabeza y decidimos casarnos el 14 de Enero de 1985 en Medina del Campo (Valladolid) por lo civil.

Actuaron de padrinos “Rocío Jurado” y el “Beni de Cádiz”, gran cantaor de flamenco, único en su género y gracioso como el que más.

De mi comadre “Rocío Jurado” todo lo bueno que se puede decir es poco, pues se tuvo que desplazar desde Miami (USA) para asistir al enlace, que se produjo en el “Castillo de la Mota”, lugar donde se casó Dña. Juana la Loca y últimamente Lola.

En medio de la gran nevada que caía, celebramos un gran banquete mediavál con los más allegados a la familia. Después, pasados dos días celebramos otra fiesta en Madrid para los amigos y la gente del espectáculo que yo conocía. Esta otra la hicímos en el Pabellón de Vizcáya de la Casa de Campo y concretamente en el restaurante “Currito”.

Ella, que era una completa desconocida, empezó a conocer amistades mías de gran relieve pues a la fiesta acudieron muchos artistas populares como “Paco de Lucía”, “Paquita Rico”, Jose María Íñigo con su esposa, la Condesa “Ruíz de Castilla”, Luis Escobar “Marqués de las Marismas”, “Fina de Calderón” y un sin fín de personalidades de la vida social que sería dificil enumerarlos, por supuesto acudieron los padrinos “Rocío Jurado” acompañado entonces de su actual marido y fallecido “Pedro Carrasco”, y como nó, el “Beni de Cádiz” con su esposa “La Perla” y donde íba vestido de Fráz que estaba para partir moldes.

No decidimos hacer ningún viaje, como se suele hacer en estos casos, ya que nosotros viajábamos cuando queriamos.

Nos fuimos a vivir a la casa que compré en “Puerta de Hierro” en la calle Rosalía de Castro nº 82, que, por cierto, se preocupó ella de buscarla. Empezó nuestra vida matrimonial y empezaron los disgustos y las discuciones, Ella es una mujer a la que le tienen que dar todo hecho pues dormía más que la gata “Belínda”, que dicho sea de paso a ella siempre le han gustado mucho los felínos, y hacía menos que “Bartólo”, así que ya se pueden imaginar el porvenir que me esperaba a mí con “Lola de Páramo”.

Ella salía por la noche a discotecas y yo lo aguantaba todo, porque dicen que el amor puede con todo y muchas veces me la encontraba rodeada de punkis y roquéros.

CREYÓ QUE ERA UNA ESTRELLA.-

Una vez de desplazó a Barcelona con su hermana Paloma, una mujer bastante atractíva y mucho más real que la propia Lola, le íban a conceder un premio a la mejor actríz en el Hotel Ritz y lo curioso del caso es que núnca había rodado ninguna película, aunque, claro está que ella ya era conocida por haberse casado conmigo.

Yo no podía ir a Barcelona porque tenía que atender algunos asuntos pendientes y por ello le pidieron a ella que se desplazase, como así ocurrió.

Yo quise darle una sorpresa y fuí a la Ciudad Condal, me presenté en el Hotel Ritz y fueron a avisarle de que yo me encontraba allí, cosa que ella no esperaba y en vez de darle una alegría, parece ser que lo que le dí fué un disgusto pues ella ha querido ser siempre el centro de atención y mi precensia allí le molestó.

Una vez, viviendo en “Puerta de Hierro”, tuvimos una gran bronca, siempre por las niñadas que solía hacer, como quitarme el dinero sin decirme nada y sobre todo, mentirme muchísimo, en fín, veía que no era una mujer responsable para el matrimonio.

EL SUICÍDIO PARA LLAMAR LA ATENCIÓN.-

En aquella época teníamos en el servicio de la casa a una mulata que se quedaba continuamente sorprendida de las cosas que hacía Lola.

Un día llegué a casa y me dijo un poco alterada, que Lola se había metido en el baño hacía mucho tiempo y que aún no había salido. Pensé en lo desequilibrada que estaba y fuí corriendo al baño para ver que pasaba, yo la llamaba y ella no me contestaba, entonces me dí cuenta de que salía agua por debajo de la puerta y pegué un fuerte empujón para echarla abajo. Allí se encontraba Lola con los ojos en blanco debido a la reacción que le habían hecho un montón de tranquilizantes que se había tomado. Me puse muy nervioso y lo primero que híce fué llamar a su madre, que vivian cerca y que además tenía bastantes conocimientos médicos ya que, como he dicho anteriormente, era enfermera. Tardó muy poco en venir, a Lola ya se le estaban endureciendo los músculos cuando la llevamos al servicio de urgencia de la Clínica de La Paz. Le hicieron un lavado de estómago y nos dijeron que si hubiesemos tardado más tiempo en llevarla no lo hubiese contado.

Así que, querida Lola, me debes por dos veces tu vida, una caída en una moto y salvarte del suicídio.

Con esta experiencia le cogí pánico a Lola y cuando salió del Hospital se fué a vivir a casa de su madre. Yo sentí el cielo abierto. Núnca me expliqué, ni me explico el porqué de su aparente suicídio, pues yo creo que no hay nada que merezca la pena en esta vida para llegar a estos términos.

Para mí fué su gran desequilibrio ya que en una ocasión me contó que cuando era más joven se había cortado las venas por un chico que salía con ella. Se ve que era ya una costumbre.

Pasó el tiempo y yo no quise despreocuparme de ella, pues a pesar de todo la seguía queriendo y creía que en esos momentos lo debía estar pasando mal, así que poco a poco, me fuí reconciliando y volvimos a vivir juntos de nuevo.

QUERÍA, A TODA COSTA, QUE LE PEGARA.-

Ella quería despuntar como actríz y no dudó en utilizarme para su lanzamiento en las revistas del corazón.

Aprovechó un verano que nos fuimos a “Cabo Pino” (Marbella), donde yo me encontraba trabajando, para maquinar y anunciar a mis espaldas la separación que núnca me comentó, esto lo puede ratificar el periodista y amigo “Trialasos” de la revista “Diez Minutos” que fué donde salió su reportaje en exclusiva, pues es evidente que por su parte no había ninguna clase de amor, sino intereses creados.

Yo la notaba muy rara y me daba cuenta de que quería a toda costa que le pegara, como así ocurrió, pues tanto va el cántaro a la fuente…, Simuló que estaba celosa de la hija del dueño de donde yo actuaba, ella era una chica joven que tenía gran admiración por mi forma de tocar, pero nada más, por lo tanto eran celos infundados para buscar pelea hasta que me cansé y logró que le pegase.
Rápidamente me puso una denuncia en la comisería para dejar constancia de que eso había ocurrido, pero la muy lista núnca declaró su doble intención pues lo tenía todo preparado para hacer pública nuestra separación sin que yo me enterase de nada.

Ví ese reportaje cuando llegué a Madrid sólo, pues ella se trasladó antes para organizarrlo todo. Cuando llegué a casa Lola se había llevado todas sus cosas dejándome en casa a mi hijo Manuel y a la chica que le cuidaba con una nota en la que ponía que más tarde vendría por el niño, una vez que se hubiera situado. A mí todo eso me pareció tan bajo y tan mezquíno que fué cuando empezé a darme cuenta de que me había estado utilizando.

Como no encontraba trabajo de actríz, porque núnca lo fué, para seguir viviendo se dedicó a publicar reportajes, todos ellos llenos de calumnias y poniéndose como una buena madre, cosa que puedo garantizar que núnca fué ni lo sigue siendo pues es tanta la desatención que tiene Manuel que yo dispongo de nueve actas Notariales de abandono del niño, una de ellas en Cartagéna (Murcia), su ciudad natal.

Para Lola, Manuel ha sido y siguer siendo, un capricho de ratos, cuando le apetece le hace mucho caso pero cuando tiene otros planes le estorba. No tiene ninguna responsabilidad como madre. Un niño es una personita que necesita muchas atenciones y ella, por supuesto, no se las puede dar, pues por querer, no se quiere ni a ella misma.

Lola es la clásica mujer que te engaña a primera vista, su entrada es muy dulce pero su salida, muy traicionera.

MI HIJO MANUEL, EL MÁS PERJUDICADO.-

Después de mi separación lo pasé bastante mal, pués me quedé por segunda vez, con un niño que se veía envuelto en unas circunstancias que no eran suyas.

Tratamos de ver con quién se podía quedar mejor, si con ella o conmigo. Yo le comentaba que ella tenía que realizarse y que yo estaba realizado por lo que Manuel íba a estar mejor conmigo ya que íba a tener una vida más tranquila que con ella pues Lola le gustaba mucho la noche y yo ya no tenía tanto inerés por las fiestas.

Ella núnca se opuso a que yo viera a mi hijo cuanto quisiera porque, por otro lado, era la única forma de tener un vínculo conmigo, como lo tiene ahora, aunque muy distante y muy frío, ya que hablamos únicamente de temas que conciernen a nuestro hijo.

Tuvimos que entrar en el juzgado para aclarar nuestras diferencias y la Juéz que llevaba el caso, se dió automáticamente cuenta de todo el pastel. Pues núnca se llegó a leer las nueve actas Notariales de abandono de mi hijo por parte de su madre. No me explico cómo un psicólogo de un Juzgado de Familia puede tener más fuerza que unos documentos públicos realizados por Notarios. Pero, en fín, son cosas que me veo obligado a aceptar aunque discrepe.

CON MI PIANO SIEMPRE SALGO DEL NAUFRAGIO.-

Y llegando al fín de todas mis manifestaciones en estos cinco capítulos que han ocupado la faceta amorosa de Felipe Campuzano, les quiero decir que, en definitiva, mi verdadero amor ha sido y será siempre mi piano, que tantas veces me ha salvado del naufragio, me ha levantado el espíritu y me ha enseñado a seguir caminando en este difícil e inesperado mundo del amor, algo vital para un músico que se dedica a la composición.

Quisiera dar las gracias a todos los lectores por seguir estos escritos que semana tras semana se han publicado en la revista “Semana”.

DIÓS QUIERA QUE SIGA ENAMORÁNDOME HASTA ENCONTRAR ESA MEDIA NARANJA CON LA QUE TODOS SOÑAMOS.

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