Es la visita que el mar hace amistosamente a la tierra saltándose la jurisdicción de la arenas.
Es una palabra italiana que “cala” pero sin asustarnos con la revelación de profundidades filosóficas. Se “cala” en la Caleta sin entristecernos.
¡Que sueño marinero!
¡Que Alcázar de Sirenas!
¡Que sangre derretida manchando tu horizonte!
¡Que dulzura tu tarde!
¡Que aurora «mañanera»
al ver como te bañas igual que una «Madonna»!
Igual que lo que fuiste,
la Reina y Soberana de Civilizaciones.
Te vieron los Fenicios
dormida entre la espuma
que bordaba tu arena
¡hace ya Tres Milenios!
y eras igual que ahora,
¡tan mágica!..¡tan brava!
y fueron tus amantes, y no te abandonaron.
Astilleros de penas…
Dique de mi alegría…
Cuando me siento sólo
voy corriendo a buscarte
y allí, sobre la arena
te cuento mi agonía.
Refugio de mis horas perdidas de «chavea».
Amparo y confidente de mi primer amor.
¡Alivio de la mesa del pobre Caletero!
¡Una joya que a Cádiz, le regaló el Señor!
Tu mar es el Atlante,
se humilla cuando llega
y casi no te roza,
te besa dulcemente.
Y la Luna de plata
se baña en tu Caleta.
¡Caleta de mi vida!
¡Ruleta de mi suerte!
Tendido cara al cielo me estaría
sobre tu suelo antiguo.
¡Milenario!
Y si mi “plazo” de vivir vencía.
¡QUE FUERA LA CALETA MI SUDARIO!