Se quedó en silencio esa pluma ilustre de un gran gaditano,
que queda en la historia, sencilla y humana de ésta gran ciudad.
Fue filosofía con melancolías que escribió su alma,
y entre ” Las Salinas ” se quedó Peman.
Fueron inquietudes y también fronteras su triste destino.
Y el Tempúl dormido, con esa Caleta que es Diosa del mar,
la que inmortaliza como dos puntales el fin de sus días,
pero en lo Celeste nunca morirá.
Tal vez…
no llegó a ser Nobel, porque como el dijo cada gaditano es fiel sólo a sus principios y es todo por dentro un Gran Carnaval.
Y allí…
donde el marinero mire para el cielo en nuestra bahía,
se pondrá a pensar que un toisón de oro es como una estrella que reluce más.