Cádiz tiene un barrio con mucha solera que es el Mentidero,
y una Gitanilla que es la del Carmelo por la Gracia de Dios.

Adela Medina, con su nombre humilde se marchó hacia el cielo,
convirtió en nostalgia su alegre pregón.

Suspiró por Cádiz, y escribió con prosa un motón de versos,
y allá en la Caleta, hasta el mismo faro se quedó sin luz.

Y la pluma fina del pulso que tiembla se quedó en la ausencia,
y en papeles blancos todo se quedó.

Se fue… la Abuela de Cádiz con un pensamiento que te roba el alma,
y el mar como pecho abierto la subió a la gloria para descansar.

Y yo como mensajero te mando un te quiero envuelto en Tanguillos.

QUE ALEGRE CANTAR RECORDAR LA HISTORIA
DE UNA NIÑA VIEJA QUE NO VOLVERÁ.

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