Hace tiempo que esperaba en mi sangre marinera la soledad de su muerte. Sr. Don. Juán de Borbón.
Que amarga siento su muerte, y que dulce la recibe en su vejez por España con tanta resignación.
¡ Que bondad tiene su alma, abuelo de esta nación !.
Que soledad me transmite a través de su expresión cuando siente desgarrada y desunida todo aquello que sembró.
Pero queda, el consuelo de la música de Dios para pintar su dolor en la guitarra del alma la España que tanto amó.
¡ Le juro por ese beso que a la bandera le dio en Cádiz mi patria chica, que yo seré su timón hasta el día de mi muerte.
Y lo mismo que zarpó por Cartagena Su Padre, y supo morir besando el crucifijo de amor.
Yo me quedaré rezando, navegando y navegando como un marino Español.