PUBLICADO EN LA REVISTA ”SEMANA” HACE VEINTE AÑOS.
YENI YADA, UNA MUJER DE ALGODÓN Y MENTA.-
Conocí a Yeny Llada a través de un amigo, es una mujer muy divertida y muy alegre, por supuesto me enamoré desde el primer momento, algo muy común en mí como podran observar las personas que han leído los anteriores capítulos de mis amores.
Yeny siempre tenía ganas de cachondeo y su madre, no digamos, pués ésta siempre la acompañaba. Ambas tenían un caracter muy abierto, digo tenían porque hablo de cuando las conocí, supongo que en eso no habrán cambiado, pero yo me limito a contar la etapa de tiempo que estuve con ella y aunque ahora le sigo teniendo un gran cariño en la distancia, ya no forma parte de mi presente.
Yo sabía que le caía muy bién a su madre, al igual que ella a mí y realmente tengo que confesar que es algo que me ocurre con todos los padres y madres de las novias que he tenido, siempre les he caído muy bien a todos.Estuve muy enamorado de Yeny pero lo nuestro no llegó a cuajar porque ella era una niña de pensamiento y se tenía que labrar un porvenir en su carrera como actríz, yo lo compredí porque ella estaba pendiente de triunfar cada día más, es una profesión muy dura y yo pude ponerme en su lugar porque había pasado por una situación parecida como la mía cuando me marché de Cádiz. Hoy, Yeny ha triunfado y sé que lo tiene merecido.
En aquellos momentos en los que había pasado por una gran depresión trás fracasar mi relación con Maria José Cantudo, necesitaba a mi lado a una mujer que me diera más tranquilidad y, en el fondo, más seguridad, pero uno no elige su propio destino y me enamoré de Yeny que tenía tan sólo veinte años y se comía el mundo, pero estábamos cómodos juntos y la verdad es que resultó ser una aventura amorosa bastante simpática.
También Yeny conoció Cádiz en varias ocasiones y yo ya me había convertido, para los ojos de mis amigos, en un Don Juan inestable que sólo pensaba en vivir el momento a tope.
DESNUDOS EN EL MAR.-
Hacía una noche maravillosa aquél verano que estuvimos en Cádiz, estábamos en mi apartamento con tres amigos que habían venido a pasar unos días con nosotros. Habíamos estado charlando y tomando unas copitas. De repente me acordé de que tenía unas túnicas marroquies y propuse que bájasemos a la playa para bañarnos desnudos; a todos les pareció una idea muy divertida y ni cortos ni perezosos nos colacamos nuestras túnicas y nos bajamos a la playa. Como ustedes podrán imaginar, cuando nos vieron salir de casa con las túnicas, la gente nos miraba como si el Carnavál de Cádiz se hubiese adelantado.
Nosotros estábamos tan contentos que nos daba igual, llegamos a la playa y nos desnudamos, nos lanzamos al agua y estuvimos mucho tiempo dentro del mar hablando, riendonos y disfrutando de la noche, desde aquí les recomiendo a todos este plan pues si se tiene esta maravillosa luna que teníamos nosotros, se despierta el sexo del amor y es fantástico. Aquella noche, concretamente, no se pudo despertar nada porque éramos cuatro chicos y Yeny y como ustedes comprenderán, eso no está bien.TAMPOCO VIVÍ CON YENY BAJO EL MISMO TECHO.-
Una de sus mejores virtudes es su dulzura, Yeny es una mujer de algodón y menta que puede transtornar a cualquier persona centrada. Su sonrisa es un pequeño caudal con besos de fuego y su cuerpo, esa fruta prometida de los que pocos pueden comer. Esa es Yeny, una niña mujer cogiendo el tranvía del adiós para olvidar los desencantos de sus amores perdidos y dejando volar su imaginación para conseguir muchos más triunfos en su carrera de actríz.
Quiero aprovechar la ocasión, Yeny, que sabes que te quiero, para aconsejarte que lo tuyo no es cantar, como he visto que has hecho en tu trayectoria, lo tuyo es seguir siendo actríz, pienso que es ahí donde está tu fuente de inspiración.
Mis relaciones con Yeny fueron parecidas a las que tuve con Maria José Cantudo, aunque en el fondo muy distintas. Me refiero a que tampoco viví con Yeny bajo el mismo techo y nuestro enlace sentimental era bastante cómodo: yo le daba la libertad que ella necesitaba y ella me dejaba que yo fuese un poco a mí aire.
En una ocasión Yeny y yo dejamos de salir juntos por un tiempo y en ese intervalo conocí a Adriana Vega, una modelo muy guapa que estaba muy de moda.
Con ella estuve muy poco tiempo, fué como una nube de verano, pero eso sí, también conoció Cádiz pues, aunque núnca forcé a ninguna para que conociera la “Tacíta de Plata”, que es una tierra con tanta gracia que quién no la conoce, tiene deseos de ir y además todas mis amigas tienen que reconocer que se rieron y se lo pasaron divinamente conmigo.
Fué una aventura de dos meses tras los cuales me reconcilié con Yeny. Antes de esta separación nuestra habíamos estado saliendo juntos un año, desde el verano del 80 y decidimos continuar nuestro noviazgo.
Yeny Llada, si que ella se moleste, es una gran meona, tanto es así, que cada dos por tres tiene necesidad de ir al aseo, buena señal de que le funcionan bien los riñones, pero a mí me hacía mucha gracia porque a raíz de esto surgían amenudo anécdotas divertidas: Una vez, en Cádiz estábamos ella y yo con unos amigos íntimos paseando por la calle, no recuerdo qué pasaba pero no podíamos encontrar un aseo y ella se moría de ganas de orinar. Al final tuvimos que hacerle un cerco entre nosotros y que ella realizase sus necesidades en el centro para que nadie la viera, con tan mala fortuna que le salpicó a uno de mis amigos en todo el pantalón, no se pueden imaginar lo que nos reímos y la cara que puso “Periquito El Melu”, el perjudicado. Que quede claro que todo eso lo cuento con ánimo de gracia, no con ganas de ridiculizar a ella, que es una gran persona.
Cuando me separé de Yeny definitivamente al irse enfriando nuestra relación paulatinamente, viví una serie de cortos romances, conocí a muchas bellezas de las que nada puedo contar porque son desconocidas para el gran público pero para mí me guardo los buenos momentos que pasé junto a ellas. Entre brazos y brazos vagaba con mi piano inspirándome en melodías, muchas veces salidas de estas aventuras y que hoy forman parte de muchos recuerdos inolvidables.
Núnca vayan a pensar que yo era el típico señor que sólo buscaba divertirse con las mujeres, pues si de algo puedo presumir es de enamorarme de ellas. Núnca inicié una relación sabiendo que terminaría muy pronto, yo pensaba que era para siempre.
Después de separarme de Yeny estuve un tiempo vagando sólo, sin encontrar una pareja estable, tal vez quería encontrar ese amor que me diera la tranquilidad que yo estaba buscando, pero de discoteca en discoteca, de copa en copa, núnca llegaba a encontrar lo que deseaba. Bien es verdad que basta que se desee algo para que no ocurra y viceversa, que fué lo que me pasó con Silvia Tortosa, mujer matemática, calculadora, guapa, por supuesto, madura y distante hacía los demás, siempre que no sean de su círculo.
Es posible que eso lo heréde de su carácter catalán pués, sin ánimo de ofender, me contaron, en cierta ocasión, que el hilo de cobre lo inventaron dos catalanes tirando de una peseta y que conste que es un dicho popular pues a mí ya ven que me gustó mucho este carácter.TAMBIÉN LLEVÉ A CÁDIZ A SILVIA TORTOSA.-
Cuando Silvia Tortosa presentaba el programa “Aplauso” que dirigía Jose Luís Uribarri, me entraron unos grandes deseos de conocer a Silvia y de comunicarme con ella, me pareció una presentadora como la copa de un pino, elegante, inteligente e incansable en su trabajo, eso era algo que se notaba perfectamente a través de la pequeña pantalla.
La verdad es que no estoy seguro de en qué lugar ni en qué momento conocí a Silvia Tortosa, pues como los dos perteneciamos al mundo del espectáculo, coincidíamos en muchas ocasiones y no recuerdo bien el momento en que me la presentaron. Lo que sí sé es que estuvimos saliendo juntos durante seis meses en el año 82.
Nuestras conversaciones eran muy escuetas, porque, tengo que reconocer, que yo también era muy frío con ella, aunque no sé por qué motivo ya que yo no suelo ser así con ninguna mujer.
Una vez me tuve que desplazar a hacer un recital con mi grupo, a Tarragona y tenía mi coche estropeado, Silvia me brindó el suyo y me fuí de viaje. Al coche de la Tortosa, ella le llamaba “Pipo”, como si de un hijo suyo se tratara, a mí me hacía mucha gracia porque sentía un verdadero cariño por ese coche.
Durante mi corta relación con ella, nuestra convivencia se basaba únicamente en pasar algunos días en su apartamento de soltera, que estaba en la “Ciudad de los Periodistas” en Madrid, y otras veces en mi casa de “Puerta de Hierro”, pero como he dicho antes, mi comunicación con ella no era muy profunda.
Me contó una vez, que tenía admiradores que le escribían cartas bastantes morbosas y que a ella le hacían mucha gracia, pues, aunque ustedes no lo crean, Silvia Tortosa tenía también un gran sentido del humor aunque, bastante escondido, pues, al menos conmigo,fué muy reservada.
En Tarragona conocí a sus padres y la verdad es que ya he perdido la cuenta de cuántos suegros y suegras he conocido. Me parecieron dos persona muy respetables y además, como Silvia era hija única, le tenían un amor y una admiración insospechados.
En el inicio de nuestro romance ella se hízo muy amiga de Pastora Vega, fenomenál bailaora y amiga, hija de “Gitanillo de Triana”, que por entonces, bailaba en mi espectáculo.
Pasrota veía que la forma y el carácter de Silvia no concordaban conmigo, pero no por nada en especial, sino porque los dos teníamos caminos muy distintos. Ella me comentaba que había escrito el guión de una pelicula y que le hacía mucha ilusión realizarla como productora, directora y actríz, ciertamente una tarea complicada aunque realmente Silvia es una mujer muy amante de su profesión, de ahí que haya hecho tantas películas al lado de fenomenales actores, tantos españoles como extranjeros.
La verdad es que hubo momentos en que lo pasamos muy bien, sobre todo cuando nos fuímos de viaje de placer a Palma de Mallorca, allí estuvimos una pequeña luna de miel pues conocíamos a un amigo que nos enseñó las maravillosas y recónditas calas de la isla. Allí nos olvidamos de nuestras profesiones y del resto del mundo.
También con Silvia Tortosa me desplazé a Cádiz, mis amigos me decian“¡Pero Felipe”!, ¿Otra?”, yo, claro está, siempre les decía lo mismo:“Os juro que esta vez va en serio y es con ésta con la que me voy a casar”
Una vez nos desplazamos a Marbella, en verano, nos hospedábamos en el Hotel “Andalucía Plaza” y nos fuimos a tomar el sol y a bañarnos en una playa que hay al lado de Puero Banús.
Al llegar a la playa me encontré con unos amigos en un chiringuito que había y nos pusimos a charlar y a tomar copas y pescaditos de la tierra mientras Silvia tomaba el sol; yo no me daba cuenta del tiempo que pasaba entre chiste y chiste y cuando quise ir a la orilla a buscarla ella ya no se encontraba allí. No entendí nada y me fuí al Hotel para disculparme, pero, ante mi sorpresa, ella ya no estaba allí, se había enfadado tanto que había hecho su maleta y se había ído al aeropuerto rumbo a Barcelona. Así se las gastaba Silvia, yo reconozco que no me porté muy bien que digamos, pero tampoco fué normal cómo se lo tomó ella. En fín, la llamé por teléfono y pude convencerla de que cogiera un avión hasta Jeréz de la Frontera (Cádiz) donde yo estaría esperándola. Se le pasó el enfado y después, nos reímos durante horas. Cambiamos nuestros planes y nos fuimos a Cádiz donde lo pasamos bien, con bastante tranquilidad ya que Silvia es una mujer madrugadora y no salíamos mucho por la noche.Leí por la prensa de corazón y por otros medios informativos su casamiento acompañado después de la gran desgracia de perder a su marido. Todos pudimos ver el gran dolor que le causó ésa pérdida, pues ella había manifestado que era muy felíz.
Posteriormente tuvo la gran suerte de encontrar ese hombre, amigo de su marido con el que se ha vuelto a casar. La verdad es que me quedé perpléjo al enterarme de que se había casado dos veces en tan poco tiempo, pues ella no era muy amante del matrimonio, si no, que se lo pregunten a un gran actor que estuvo locamente enamorado de ella, que es Rafael Darcos.Lo que sé es que Silvia se encuentra ahora también muy felíz con ese amor que ha encontrado y que Diós quiera que perdure.
ESPERO QUE NADIE SE OFENDA.-
Antes de entrar en mi último capítulo quisiera pedir la comprensión de todas estas maravillosas mujeres que, de una forma u otra, han compartido momentos de mi vida.
No he querido, con todas estas manifestaciones, herir a nadie y menos humillarlas, puesto que en los buenos y en los malos momentos siempre he tenido la ocasión de adquirir experiencia y gratos recuerdos.
Como persona pública que soy, me he visto en el compromiso de comentar gran parte de mi vida amorosa, todo aquello que ha sido gracioso y simpático y que merece la pena decirlo, ya que el gran público no se imagina cómo son las actrices.
No obstante, no ha sido fácil para mí tomar esta decisión, a pesar de que muchas veces me he visto casi obligado por las muchas declaraciones que han hecho algunas de las mujeres de mi vida.
Yo siempre he tratado de no entrar en polémicas porque lo veo absurdo, pero creo también que es injusto que se digan cosas inciertas sobre las personas, sobre todo por los hijos, que tienen que soportar problemas ajenos y aguantar que la gente les compadezca por cosas que no son ciertas.
Al narrar los amores de mi vida, como es natural, tengo que decir quienes fueron las que me defraudaron a través de sus manifestaciones avergonzantes, mentirosas y hasta, a veces asquerosas, como fué el caso de mi segundo matrimonio y última mujer que ha pasado por mi vida que fué Dolores Colomer Páramo, auqnue ella se hace llamar, como nombre artístico “Lola de Páramo”.
De ella podrán ver que no guardo buenos recuerdos ya podrán ustedes conocer y analizar las características y los perfiles fríos de esta mujer que para llegar hacer un papelito en una comedia que hoy representa en Madrid, tuvo que ejercer la pornografía posando desnuda para una revista “Interviú”, con tan mal gusto que sólo verla me daba repugnancia, no sólo a mí, sino a toda la gente que lo vió y que, por respeto, núnca llegaron a comentarme nada.
Para mí, “Lola de Páramo” ha sido una mujer que ha utilizado el engaño con la frialdad con la que ella sabe hacerlo.
En el próximo capítulo narraré mi vida con ésa mujer y con él dejaré por terminadas mias aventuras amorosas hasta el momento presente.
EL FUTURO SÓLO LO SABE EL DESTINO.