¿A donde apunta? ¿A Diós? ¿A la belleza? ¿A la verdad?. Hay que decir siempre con rigor y exactitud para nuestro verso, la úitima palabra. Y la última palabra no puede ser, en definitiva, más que esa misma: “Celeste”…

Varadero de barcos,
de barcos chiquititos
para ir de pesquerías.
Varadero de “sones”,
fábrica de guitarras
para las Alegrías.
Playa recoleta de vino y cantares.
Playa morenita,
chiquita, boníta,
playa del Puntál
..del puntál de próa hacia la bahía.
¡Patrón…San Lorenzo!.
¡Guardia permanente..!.
¡¡¡LA MARINERÍA!!!…
Y el eco solémne de ¡la Soleá!
…soleá de “soles”
por su arena oscura,
donde las barquitas salen a pescar
…y al doblar la tarde,
la bocana abierta
recibe al que vuelve con la barca prieta
de “plata movida”
y sales de mar.

Plaza cuadradita igual que un pañuelo
con las cuatro esquínas
de Copla y Tanguillo.

Taberna del olé…
Taberna del cante…
Taberna del sueño,
con café caliente de “caracolillo”.
Plaza “conventera”
¡Playa de PUNTALES!
cuatro son los mismos que te sostendrán.
…El puntál del arte…
El puntál gracioso de tu dicharácho..
El puntál del tiempo…
…¡Y el Puntál del Mar!.

Y yó, sincopando mi “tónica, octava”
la hago “dominante” por tu señorío,
y el arco de notas que pongo en tu Plaza,
es como una estéla del caríño mío.

¡Rincón marinero!
donde quizás”LOLA” quemó su picón,
¡Rincón perfumado!
de sales marinas.

¡ERES COMO UN SUEÑO DE MI INSPIRACIÓN!

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