Alguien dijo que el arte no necesita explicación,
que todo es cuestión de sentir,
de dejarse llevar por las sensaciones.

Hablando de música, yo diría
que Felipe Campuzano, sus manos,
sus mágicos dedos,
son garantía de muchísimas vibraciones.

Con su piano y su “Andalucía Espiritual”
va trabajándose las sensaciones
con esa rapidéz de la mano derecha
que roza lo milagroso; cada arranque suyo
parece un más difícil todavía,
a nivel de técnica ejecutiva, y conecta briosamente
con el público.

Y si esa conexión, como es el caso,
se da en su propia tierra, en Cádiz,
definir la actuación de Felipe Campuzano-
músico y caletero por la gracia de Diós- és imposible:

SÓLAMENTE PUEDE SENTIRSE.

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