En la alta corona de las Andalucías, con la anchura humana de un pecho, brota cubierto de ángel anunciando cales, olivos y jazmines en desbordando anhelo de aguas; mientras a lo lejos, estremecidos, afirmándose, los pueblos andaluces miran locos su nacimiento.
¡Que chiquilla es su agua, qué jondo su sentimiento!