¡Como agita en tu piel el viento,
y como tu espuma,
con mi infancia a cuestas,
rasga la brisa, tiembla en mis piernas!.

¡Como te siento desde esta orilla,
azul anhelo, mi cristal de fábula!.

Y, tú que volcaste allá en mi infancia,
una profunda catedral de ensueño,
has ido ahogando mi ilusión de niño,
altos castillos, en tus playas blancas.

Si ahora hicieras,
como entonces fábula,
y en el aroma de tu brisa grave,
tú devolvieses,
sobre mi pecho niño,
dulces leyendas, visiones mágicas.

Siempre a tu lado, compañero mío,
todo empapado en tu azul de otoño,
me volcaría para escribirte a solas,
toda mo historia en tu piel de agua.

¡Leyenda mágica, que acunó
mi infancia, azul anhelo,
mi cristal de fábula!

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