¿Y si mañana Dios quiere ser niño,
y juega con el sol y lo destruye?.

¿Y si el viento, lenguaje de Dios,
se queda detenido, allá
en la nubes, y el mar
se pone de puntillas suplicando?.

¡A quién entregar el eco de tanto
sentir acumulado,
y que sería de nosotros?

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