Si hay algo que les pueda recomendar de la bonita Ciudad de Ronda (Málaga) independientemente de su Tajo, su iglesia Santa María la Mayor, sus Corridas Goyescas etc etc etc, es el Restaurante Alminar de mi amigo D. José Muñóz.
Yo tuve la gran suerte de inagurarlo con un soberbio concierto que duró hasta muy entrada la madrugada, pues me sentí tan a gusto en dicha inaguración, que el arte se rebozaba en mis dedos galopantes.
Todo fué exquisíto, desde el agua bendita que le echó al recinto Monseñor D. Gonzalo Huesa, Párroco de Santa María la Mayor y amigo personal, como el recibimiento que se dió a los invitados por su propietario D. José Muñóz y Sra.
Hay que destacar también su formidable gastronomía servida con un esmero insuperable por un personal bastante cualificado, por supuesto en un marco incoparable tipo palacete lleno de antiguedades, ya que su propietario lleva años dedicandose a ese menester.
D. José Muñóz, es un hombre de gran porte aboléngo, expléndido como el que más, y un gitano clásico de los que quedan pocos en nuestra baja Andalucía, y además amigo de sus amigos, y no digamos de su éxplendida y numerosa familia casi todos vinculados al arte de la venta y compra de antiguedades, todos o casi todos se encontraban en la inaguración del maravilloso Restaurante Alminar situado muy cerquita de la iglesia Santa María la Mayor y del Exmo. Ayuntamiento de Ronda.
Los vinos buenos, el champán D.Periñón, y todas las delicateses que se sirvieron, fueron degustados por todos los invitados de prestígio que su propietario había elegido minuciosamente, por tal motivo, todo salió redondo, tanto fué así, que ya entrada la madrugada, surgió improvisadamente una fiesta gitana sin precedentes, una de sus hermanas allí presente cantó acompañada por mí al piano el sentir de la copla como la mejor tonadillera pero con su pellízco gitano. Uno de los invitados recitó con fondo musical al son de mi piano la profunda poesía de Garcia Lorca. Tanto fué el arte que allí había que su propietario D. José Muñóz se partió la camisa, y así, muchos más de los presentes que no quería que se acabase la fiesta.
Por eso, quisiera terminar esta narrativa explicativa que les he dado, dedicando a mi entrañable amigo y propietario del Restaurante Alminar de Ronda D. José Muñóz, un acróstico que me ha salido desde lo más profundo del alma como homenaje a su persona.
ACRÓSTICO AL RESTAURANTE ALMINAR DE RONDA.
(A)rte del sentir de Ronda
(L)aureado restaurante gastronómico
(M)aestría de un gitano bueno y puro
(I)ncanzable como hombre y como padre
(N)acido para dar como cristiano
(A)migo cuando te brina su mano
(R)ondeño y Anticuario sobrehumano.