Si hay algo que mis manos puedan agradecer infinitamente es que las cuiden con cariño como lo ha echo mi entrañable amiga y fisioterapeuta Dña. Mariví Fernández Uruñuela.
Esta rubita caníja que conocí en una de mis actuaciones en el Castillo de Monda (Málaga) por sorpresa, es una mujer llena de fuerza interior, sensible, simpática, sensitiva, melancólica y un sin fín de calificativos que engrandecen su persona.
Se dice que agradecer es de humanos, por tal motivo le dedico ésta pequeña reflexión a su persona que tan merecidamente se merece.
Yó, que tanto he viajdo por los mundos de Diós con mis manos galopantes llenas de inquietudes, al cabo de tanto tiempo mis dedos cansados de dar ternuras musicales, alegrías inacavadas, desengaños inciertos, penas incomprendidas etc etc etc, a mis 62 años me pasa la factura correspondiente, una factura de artritis reumática que hoy día cuando toco me hacen ver las estrellas del dolor que siento al contacto con el teclado pianístico. Y como siempre he sido un protegido del Diós del Universo, sin buscarlo ni esperarlo por esas cosas del destino se me aparece ésta enviada extraterrestre llamada Mariví Fernández para darle páz y dulzura con sus manos a mis dedos agonizantes, y así, aliviar el dolor acumulado en el tiempo de mi profesión pianística.
Por tal motivo le recomiendo a todo a quel internáuta que lea ésta pequeña reflexión que hago de ésta maravillosa persona y que tenga cualquier problema físico de cualquier índole se ponga en contacto con ésta milagrosa mujer y donde tengo el atrevimiento sin su permiso de facilitarle su número personal de teléfono que es 606-806220 para así poder aliviar sus dolores.
¡¡¡GRACIAS!!! MARIVÍ FERNÁNDEZ URUÑUELA.
QUE DIÓS TE BENDIGA.